Se conoce como efecto túnel a la pérdida o reducción de nuestro campo de visión lateral, motivado principalmente por el exceso de velocidad, aunque no podemos dejar de lado factores como el alcohol o el consumo de drogas, que también lo hacen posible.
¿POR QUÉ OCURRE ESTO?
El 90% de lo que recibimos al conducir es través de la vista, mediante el parabrisas y cristales de nuestro vehículo. Las condiciones del tráfico y del entorno pueden cambiar de forma muy rápida, al igual que la velocidad y nuestra posición relativa con otros vehículos.
Una comparativa rápida entre velocidad y ángulos de visión:
Y A 140, CATACLISMO PERCEPTIVO
Entre 140 y 150 km/h se produce el denominado ‘cataclismo perceptivo’: el sujeto pierde nitidez en la visión periférica y, con ello, la posibilidad de evaluar correctamente distancias y velocidades. Con un ángulo de visión de apenas 30º, aparece el ‘efecto túnel’, que impide apreciar cualquier circunstancia de peligro que proceda del entorno exterior de la carretera próximo a él. “Además, a mayor velocidad, menor nivel de captación y evaluación en los procesos de decisión de la información situada en los márgenes del campo de visión, que constituye la mayor parte de las señales e indicios relevantes para anticipar posibles dificultades”, según el INTRAS.
Un conductor experimentado no se centra en mirar lo que pasa justo delante de su capó, sino que mira lejos, lo que le permite mantener mejor su trayectoria y poder anticiparse a posibles imprevistos con un mayor y valioso tiempo de reacción y así evitar posibles accidentes.
Un aspecto muy importante a tener en cuenta es la experiencia al volante. Los conductores inexpertos se esfuerzan en mantener el coche dentro de la carretera, pero lo hacen con una estrategia visual no muy buena, ya que van pendientes de las zonas más próximas a la parte frontal de su vehículo y mirando casi siempre a la derecha, y no son capaces a veces de percibir sucesos que pueden ocurrir fuera de ese limitado espacio de visión, lo que con el llamado efecto túnel es más peligroso aún.
Todo esto es muy importante, ya que sucede algo inverso en relación a la velocidad y ángulo de visión. Podemos decir que cuanto mayor es la velocidad menor será nuestro ángulo de visión y nuestras imágenes serán cada vez más difuminadas, solo tenemos una imagen nítida del frente. Esto quiere decir que seremos capaces de percibir menos cosas a nuestro alrededor, y por tanto aumentará el riesgo de que tengamos un accidente (no solo con otros coches, sino con cualquier otro factor ajeno a estos, como pueden ser ciclistas, animales, problemas de la vía…).
¿CÓMO REDUCIR ESTE PELIGRO AL VOLANTE?
Como en muchos casos, con sentido común. Hay que respetar los límites de velocidad establecidos en cada vía, cero alcohol al volante, al igual que cualquier otro tipo de droga. Mantener atención a la carretera, intentando mantener una visión lejana de la vía para adelantarnos a posibles problemas.
Desde Carlider te recordamos que para aumentar la seguridad y la del resto de conductores es importante tener precaución al volante.